Estoy premenstrual perdida.
Pero muy muy perdida. Lo llevo fatal.
Antes, era una premenstrual del montón, ya sabes, dolor de ovarios, pechos reventones y doloridos (“
hija, qué tetas” “
sí, ya, es que me va a venir la regla”), algún grano incipiente y un humor de perros que se entremezclaba con lágrimas espontáneas de pena viendo, por ejemplo, la muerte de David el Gnomo. Hemorragias medianamente controlables a partir del 2º día y un hambre voraz alternando dulce con salado y después salado con dulce y… además de una zona bajo el ombligo hinchada como si hubiese estado todo el día de cervezas y barbacoa.
Eso sí, irregular como un reloj de cuerda, a veces cada 30 días, a veces cada 25, otras cada mes y medio…