sábado, 7 de mayo de 2016

Yo antes era muy "fashion"



El otro día me dí una vuelta por un centro comercial, ¡que momento!

Ahora se ha convertido en una situación excepcional y, con lo fanática que era yo del shopping en mi vida "pre madre" ahora la cosa ha cambiado mucho.
Y es que hay momentos en la vida en las que ya no ves viable calzarte un taconazo.
Para que te hagas una idea, cuando no era madre, en el trabajo me llamaban "La Beckham", así, a la cara.

Sin paños calientes.


Fuente: Google



Yo no salía de casa sin los tacones, daba igual que fuese a la oficina, a dar una vuelta o a tomar algo.
Y por ir a la oficina, entiendase que a veces, a menudo, tenía que ir a la obra... con sus cementos, sus trozos de ladrillo desperdigados por el suelo, sus cosas que pinchan y todo lo que a cascotes se refiere.

Por supuesto llevaba mis botas mugrosas en el maletero, para este tipo de eventos, pero oye... conjuntada hasta la muerte.


En definitiva, yo quería ser como Carrie Bradshaw... (qué ilusa...)





Imaginate, con un apartamento de renta antigua cerca de Park Ave. de estilo colonial (cuando fui a NYC estuve donde rodaban los exteriores de la serie, en el 66 de Perry St. y es un barrio precioso) con el vestidor lleno de Gucci´s, Manolo´s, Chanel's...



Con un trabajo que se reduce a escribir una columna semanal en Vogue... Toooodo el día escribiendo en el ordenador, trabajando desde casa.





Y con unas amigas con las que quedas practicamente a diario para desayunar, comer, cenar, salir de fiesta, ir de vacaciones...





Vamos, ciencia ficción total.

Adoraba ir de compras, en las 2 horas que teníamos para comer en aquel trabajo, no había semana que mis amigas/compañeras y yo no nos fuésemos a comprar algo.

Y ahí estaban... los zapatos de tacón, llamándome a gritos.
Yo caía y los compraba. Pero no podía llevar un bolso que no conjuntase con esos zapatos... y el bolso también me lo llevaba a casa. Y de paso algo más, un vestido o una camiseta o quien sabe qué...

Y así pasaban los días, hasta que mi barriga empezó a crecer y los tacones me empezaron a martirizar.

Y aunque en un principio me negaba a reconocer que iría más cómoda con un zapato plano, al final cedí y me bajé de los zancos.
Y seguí cogiendo kilos, y los pantalones pitillo me molestaban mucho.
Después mis pies, inexplicablemente, crecieron. Pasé de un 39 a un 41.
Todo mi cuerpo si hinchó y ya me daba un poco igual lo que me ponía, la misión era estar cómoda.

Aunque nunca tiré de chandal, soy antichandal declarada, los odio... respeto a quien le gusta pero yo no me veo (lo siento por Keka de Mamá se escribe con K , porque hace poco escribió su oda al chandal).
La última vez que me puse un chandal, estaba de moda el tactel, ¿recuerdas esos estampados HORROROSOS? Con esa tela capaz de arder con solo acercarte a un radiador.




Menos mal que hay modas que desaparecen...

A lo que voy, que me disperso... di a luz, pasaron los meses y mi interés por los tacones no volvía.
¡Lo que me faltaba! Correr detrás de Monete con 10 centímetros de tacón, haciendo equilibrismos.

Iba de compras lo justo y necesario, cuando no me quedaba más remedio y siempre terminaba en la sección infantil, comprando ropa al enano.

Y es que ir con el niño de compras a un centro comercial es toda una aventura, y un coñazo, todo sea dicho. Ahora que se ha aficionado a los coches esos teledirigidos en los que va montado por todo el centro pensando que conduce él, con la radio puesta, es imposible ir de comprar sin berrinche.

O bien porque no monta o bien porque monta y luego no se quiere bajar.
¡Así no hay quien mire ropa! De probarla ni hablamos, mejor en casa y si no, se devuelve.

Pero bueno, que parece que al final todo vuelve y me esta picando ya el gusanillo otra vez por las compras, porque en el fondo me siguen encantado la ropa y los zapatos (tengo cientos de fotos en mis tableros de PINTEREST, tanto en OUTFITS como en el de MODA)

Tal vez sólo es una fase, un momento en el que no es compatible el ir divina de la muerte y sacarse la teta en cualquier sitio, porque hay modelitos que no lo permiten y que no soportan ciertas manchas.
Tal vez cuando coja menos a mi hijo en brazos me resultarán más cómodos los tacones.
Tal vez volveré a tener tiempo de meterme en un probador con 20 prendas elegidas por tonalidades y no tendré que probarme la ropa con prisas.
Tal vez algún día dejará de darme pereza salir a la calle de punta en blanco porque se que antes de llegar al portal tendré una mancha, un enganchón, una arruga o un trozo de chocolate pegado a la camisa.

Algún día... o tal vez no. Quien sabe.




12 comentarios:

  1. Mis ganas de compras no han cambiado nunca jejejeje para desgracia de mis tarjetas... Pero lo de los tacones SI !!! totalmente identificada. Que fatiga me da ahora tener que plantarme un taconazo. Me lo pongo a veces pero si no voy a estar con la niña, porque sino, voy incómoda. (me siento poco funcional jajajaja). Pero hija, aunque te pusieses chandal, sigues estando divina siempre! Un besazoooo

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  2. ¡Uy, yo adicta a las compras también era cuando era soltera! Eran otros tiempos, aunque eso sí, no era de llevar tacones, aunque llevaba en ocasiones especiales, para salir por ahí a bailar o ir a cenar, pero nunca de diario. Pero desde que soy madre, bambas a todas horas. Besitos!

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  3. Ay, yo los tacones no los he soportado nunca, jajajajja. Y las compras, bueno, lo justo y necesario. Ahora ya ni lo uno ni lo otro, jajajajaj. Y más con la barriga que se me ha quedado, pfffff, que no me veo muy bien con nada, así que... Pero seguro que, aunque no sean los taconazos, según crezca el enano, te irás poniendo un poco más de tacón o ropa monérrima :p. Un besote

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  4. Ay yo era fashion!!!!!
    Ayer saqué unos tacones con la idea de llevarlos de vacaciones...y los volvi a guardar. No fui capaz, se que no los voy a usar, me he acostumbrado a mis cuñas bajas, deportivas y merceditas.

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  5. Yo también era fan de los tacones, siempre en tacón, aunque el trabajo me pusiera el zueco, pero al salir otra vez estupenda.... Ahora todos me hacen daño :s. El otro día me puse unos un rato y no puedo llevarlos, además como tu dices, corriendo detrás de los peques como que no. Ahora tiro de cuñas o plataformas, si puede ser no muy planos. Un saludo.

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  6. Yo antes también molaba, recuerdo que me daba pánico repetir modelito cuando quedaba con alguien y me pasaba toooda la jornada con taconazos...ahora me da pánico momento taconazo y si los llevo no faltan manoletinas en el bolso.

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  7. Yo también recuerdo con nostalgia la época de tacones, pero creo que nunca volveré a ellos para diario. Como tu odio los chandal así que mi uniforme se basa en leggins y zapatos bajos siempre. Me he reído con tu entrada pues me identifiqué totalmente.

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  8. ¡Ay, Olga! Yo también era muy fashion. Tenía que llevar mis modelitos conjuntados, mis tacobes...Bueno, me hacía las ondas del pelo y hasta la manicura francesa. Y ahora,me he pasado a la coleta, las mallas y las deportivas, jajajajaja. Me ha encantado el post. ¡Un abrazo!

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  9. Te imagino haciendo una entrada triunfal a la obra, con música de fondo y el pelo acariciando el viento, mientras todos te admiran embobados jajaja.
    Bueno, todo llegará y que conste que estoy intentando dejar el chándal, pero es tan cómodo...😜
    Gracias por la mención y larga vida a los tacones (y al chándal) 😉

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  10. Nunca he sido fashion... jajaja... Pero entiendo la sensación. Sobre todo por los tacones, ahí lo noto más. Tener que bajarme de los tacones me pone muy nerviosa... xD De hecho, ahora, de casi 8 meses, sigo llevando tacones cada dos o tres días. Eso sí, de cuña, que es como más tolerable. Tacón de aguja inviable siempre.
    Me ha gustado mucho el post! Tenía ganas de leerlo :)

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  11. No se como podéis ir con esos taconazos, para mi siempre ha sido un reto imposible. De vez en cuando alguna cuña, pero poco más...
    Un post muy divertido. Un besazo

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  12. Yo tambien antes era muy fashion, a mi modo. Hoy estoy tan cansada que no queda nada de esa mujer fashion. Hasta he hecho el proposito de arreglarme un poco, porque a veces doy pena, pero de verdad... estoy muy cansada. Quiza lo que mas extraño de antes es peinarme, antes lo hacia y hoy solo llevo una coleta.... um, que nostalgia

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